Que
ninguno se haya inmutado por la renuncia de Patricia Salas de la
Asamblea Estatutaria de la Universidad Nacional de San Agustín, es una
clarísima evidencia que a nadie, y mucho menos a la propia comunidad
agustina, le interesa las reformas que podrían haberse hecho a través de
la puesta en marcha de la nueva Ley Universitaria. Con la ausencia de
Salas, la treintena de asambleístas que fungen de elaborar un nuevo
estatuto, tienen ahora la cancha libre para plasmar lo que en realidad
persiguen: dejar todo igual para continuar con la ineptitud y
corrupción que son las dos principales fuerzas que dominan a esa
universidad hace una veintena de años.
Promulgada la nueva Ley Universitaria,
30220, San Agustín tuvo que elegir su Asamblea Estatutaria para
elaborar las normas de adecuación a la nueva ley que, a pesar de sus
deficiencias o vacíos, abría la posibilidad para que la UNSA, reoriente
y reimpulse su actividad académica y científica. Recordemos que el
primero en rechazar esta oportunidad fue el propio rector agustino,
Víctor Hugo Linares Huaco, no sólo resistiéndose a la nueva ley sino
también formando una asociación de rectores opuestos a la nueva
reglamentación de la educación superior de nuestro país.
Recordemos
también que refunfuñando, el rector tuvo que juramentar a la asamblea
estatutaria que entre sus 36 integrantes contaba con Patricia Salas,
socióloga, ex Ministra de Educación y quizá la persona más idónea en
liderar los estatutos que necesitaba la UNSA para hacer de la nueva Ley
una autentica oportunidad transformadora.
La
ley ordena 55 días para que el nuevo estatuto esté listo para,
inmediatamente, asumir funciones de Asamblea Universitaria hasta la
elección de las nuevas autoridades, desde el Rector hasta los Decanos.
Vamos por el séptimo mes y sabemos que poco o nada se ha avanzado en esa
tarea. Es más, han encontrado en las triquiñuelas legales el mejor
pretexto para no avanzar o, como se rumorea, pactar entre los bandos que
integran la Asamblea, para que todo siga igual.
Me
imagino que en un escenario como ese, una profesional de la valía de
Salas, sólo reacciona con la repulsa e indignación, motivos suficientes
para renunciar irrevocablemente, como lo anunció hace pocos días, para
beneplácito de la mayoría de asambleístas y principalmente del equipo
rectoral que desde hace una veintena años controla a su antojo la UNSA.
Es
en ese escenario que mañana se inaugura el nuevo año académico de la
UNSA, con actos diversos donde las autoridades empavonadas discursearán
ocultando sus objetivos continuistas y con la venia de miles de
estudiantes y profesores que ya han sido ganados por la apatía o
complicidad. Sólo queda la esperanza que en los nuevos, los “cachimbos”,
esté esa semilla de reacción y protesta para que esas autoridades y en
especial los estatutarios no vuelvan a burlarse sacándole la vuelta a la
ley y, lo que es peor, jugando con las ilusiones de esos miles que
mañana creen que se inicia una etapa promisoria en sus vidas.
1 comentario:
Lamentablemente su actuación nunca fue transparente ni de conocimiento de la comunidad agustina
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